domingo, 25 de abril de 2010

Gatos sin blanca.

Podría no haber sido Madrid, podríamos no haber sido nosotros. Y sin embargo, hoy somos gatos, gatos hambrientos de un hambre que engulle soportales, farolas, papeleras y bancos, engulle los adoquines y la oscuridad que se cuela por las alcantarillas. Es hambre de vida y de tiempo, porque las ancianas caminan cabizbajas y su silencioso reproche lame sobre la piel fresca y húmeda , nos acaricia el rostro. Porque no durará la sangre incendiada embistiendo la frontera de la pulpa de los labios, y por eso, antes de de que se pierdan los inviernos encendido a mordiscos en los soportales, antes de que sea sólo el polvo de los huesos de aquellas viejas cabizbajas, sólo el polvo y el reproche por el instante que murió sin haber nacido, seremos gatos.

Gatos perdidos y encontrados, gatos circunstanciales por estas calles, devorando el tiempo a mordiscos, quemándonos, destrozándolos, ronroneando en ondas de seda y sangre en las sábanas, arañando mañanas de ausencia en las cajas de galletas. Y como gatos, sobreviviremos a Madrid, a las clases magistrales, a la guerra sin cuartel de los lunes por la mañana, a las tazas de café con leche apilándose en el fregadero, a los sandwiches envasados, a las cucharillas del Ikea y a las horas vacías en el inevitable desafío al orden establecido.

Y que sea ésto un cajón desastre para los días de viento. Reflexiones, aventuras y desventuras, locuras, consejos, artículos, relatos y experiencias...ficciones de nuestras vidas de universitarios madrileños, un lugar donde contar, pegar y cuajar de algún modo lo que algún día serán los mejores años de nuestras vidas.

Respecto a su supervivencia sólo puedo decir que esta sin duda será tan improbable como la nuestra.
 
 
 
 


1 comentario:

  1. Estructúralo en forma de poema y tendrás un poema. Al menos hasta el último párrafo. Keep on

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