jueves, 10 de marzo de 2011

Las dimensiones del teatro

Un hombre grita en el tren, dice que va a morir en dos meses y clama, y estas son sus palabras, por un corazón noble que, entre todos nosotros que le contemplamos impasibles, se conmueva por su miseria y le de unas monedas. Con la voz desgarrada repite que no quiere limosna, sólo encontrar un corazón noble que se apiade de él. Y va contando los euros que le faltan hasta llegar a los 20, cifra que por alguna razón que no llego a escuchar, necesita desesperadamente alcanzar. Siete con veinte, seis con cincuenta, seis y se le caen las monedas al suelo y apenas puede agacharse para recogerlas, cinco, cuatro con cincuenta, cuatro con cincuenta, cuatro con cincuenta…al llegar a los cuatro con cincuenta ya ha recorrido todo el pasillo y se queda estancado en la cifra. Cuando pasa por mi lado miro para otro lado, aunque él ni siquiera parece haberse percatado de mi presencia. Por fin, se aleja.

En frente mío un adolescente escucha su mp4 a todo volumen, una machacona música tecno con la que atormenta a todo el vagón, y, ajeno a todo lo que sucede, sonríe inescrutablemente.

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